Bodega Cristo del Humilladero

La bodega

En sus viñas, predomina la uva Garnacha sembrada en altura en un suelo arenoso-granítico, obteniéndose vinos brillantes, finos y con cuerpo. Los vinos tintos de colores granate, tienen sabores vibrantes de frutos rojos, aromas cítricos y sensaciones únicas.

Elaboran mayoritariamente vinos jóvenes de garnacha pura procedentes de cepas viejas. Disponen, además, de albillo, syrah, tempranillo, tinta de toro y merlot.

El vino se fermenta en depósitos de hormigón con 70 años de antigüedad. Durante tres meses, se crían y microoxigenan en los mismos depósitos. Después se realiza una crianza de seis meses en tinaja de barro, finalizando con un reposo de la botella en silencio y a oscuras durante tres meses más. Son vinos con cuerpo que requieren de una pequeña oxigenación antes de tomarlos.

El embotellado del vino se realiza en sus instalaciones. Producen unas 2.000 botellas de cada variedad, ya que las uvas se seleccionan de parcelas muy pequeñas, con poca producción, pero de gran calidad.

Estos vinos se exportan a Canadá, EE.UU, Inglaterra, Finlandia y Japón.

Cepa, suelo y clima

Los viñedos de la región son bastante viejos y están plantados en vaso, de forma tradicional, con producciones muy limitadas.

Las viñas se encuentran situadas en los valles y en las laderas de las montañas, con altitudes desde los 600, hasta los 1.200 metros.

Los suelos son, en su mayoría, graníticos con arenas degradadas en superficie. Son ácidos con pH bajo. De forma muy limitada, encontramos viñas sobre suelo pizarroso en las laderas de El Tiemblo (Ávila) y de Cebreros. El carácter diferente que otorgan estos dos suelos a los vinos es una de las riquezas de la zona.

El clima es continental con influencia mediterránea aunque, al ser una zona montañosa, podemos encontrar interesantes diferencias marcadas por la orografía. Los viñedos del Valle del Alberche, son de clima mediterráneo seco, temperaturas algo más elevadas y  precipitaciones moderadas, más escasas que en el resto de Gredos. Su paisaje lo definen retamas y encinas. Según nos acercamos al comienzo del valle del Tiétar, aumentan las precipitaciones, apareciendo castañares y robledales en los parajes más frescos y altos.